Un rato de silencio y tranquilidad… el momento justo para que las musas acudan a mi llamada y me ayuden a escribir algunas líneas. El blog lleva varios días parado, será que nuestras vidas están un poco más ajetreadas que de costumbre, pero aquí llego para dejar alguna reflexión de las mías…
Es curioso, ahora que solo escucho el sonido de mi teclado y que mi casa se ha quedado tranquila, me doy cuenta que adoro la soledad tanto como la odio y me duele tanto como la necesito.
Menuda paradoja…
No sé si solo me pasará a mí que soy algo rara y un poco asocial, no lo voy a negar, pero siempre me pasa lo mismo… cuando mi casa está llena no veo la hora de que se quede vacía, cuando estoy rodeada de amigos y el ambiente está un poco apagado, solo pienso en que tendría que haberme quedado en casa. Lo malo, es que también funciona en la otra dirección, cuando llevo días sola en casa o cuando llevo días sin salir por decisión propia, la soledad me abruma y me araña de una manera violenta e inevitable.
He de confesar que cuando la soledad se me acerca, lenta y silenciosa como una pantera, me siento a su lado y la acaricio, ella se acomoda, ronronea y se queda. El problema viene cuando comienza cansar, cuando se vuelve pesada y densa como el mercurio. Cuando todo se vuelve negro y el silencio se vuelve atronador. Ese es el momento en que comienzas a pensar el por qué le dejaste que se acomodara, porque esos instantes de alivio y relajación tienen un precio muy caro que pagar.
No hay ni una vez que me pase esto, que no diga, esta será la última. Pero seamos sinceros, nunca es la última, porque cuando llega es tan suave y tan agradable que se me olvida que se vuelve oscura y fea.
Pura contradicción, oui c’est moi!
Yo soy más de amarla a secas… quizás porque sé que todavía tengo gente para abandonarla si quiero (y eso siempre tranquiliza). Pero la adoro. Adoro mi soledad. Me volvería loca sin ella. Vivir sola es, con diferencia, una de las mejores cosas buenas que he hecho en mi vida…. mi soledad siempre ronronea como un gatito.
Me alegro de saber que no soy la única… lo malo es que la mía de vez en cuando ataca, la tendré que educar mejor ^^,