De citas y estaciones…

Buenas noches pasajeros:

Llevo varios días sin escribir, varios días perdido, diluído como un terrón de azúcar en un café caliente. Leyendo, tirado, bebiendo, haciendo tanto deporte que he acabado al borde de lesionarme. Siempre más, más lejos, «no sé donde está mi límite, pero tengo claro donde no está» (J. Ajram). Quiero huir, alejarme y quedarme, quiero ser yo mismo y ser el que era a la misma vez, todo pasa, todo llega.

Entre mis lecturas de este verano está «El arte de la guerra» , no es precisamente un libro fresquito para leer bajo la sombrilla, pero merecería la pena citarlo al completo, abrir unas comillas enormes, pegar todo el maldito libro y luego cerrarlas, un guión y Sun Tzu. La cuestión es que tiene una  frase aplastante que me maravilló, decía algo así como «si no puedes ser el fuerte y no sabes ser el débil, estás condenado a perder».

He estado viviendo estos últimos meses en tierra de nadie, como en esos partidos de pádel en los que corrijo a mis compañeros «o arriba o abajo, pero no te quedes en el medio de la pista, nunca te quedes en tierra de nadie o estás perdido, pelotazo en los pies y a tomar mucho por…. « . He estado alimentando el trasfondo que me he repetido mil veces, soy un tanque, soy fuerte, puedo con todo, y en los momentos de bajón lo he mandado todo a la mierda queriendo esconderme bajo la cama y llorar hasta año nuevo.

«A», hace muchos años solía repetir que «sólo los peces muertos nadan a favor de la corriente» , tenías que ser fuerte, tenías que ser como los Metallica en el clip de I Dissapear, luchar a codazos y abrirte paso entre la multitud.

Siempre la misma dicotomía. En una noche como hoy, elijo ser yo mismo, cosido de cicatrices, pelotazos y golpes, algunos literales y otros figurados.  Me dejaré flotar un tiempo, me dejaré llevar por la vida, «no te puedes bañar dos veces en el mismo río» (Heráclito) y cuando quiera darme cuenta quizás todo haya cambiado, para bien o para mal, pero quizás encuentre algo distinto que me atraiga y me motive a luchar, o algo repulsivo que me haga remar fuerte  hasta dislocarme los hombros. Ahora es el momento de dejarse ir, y de encontrarse entre páginas, pesas, cesped artificial y fondos de vasos, con amigos o solo, aunque me aterre esa posibilidad. Es el momento de no pedir nada a nadie, de no esperar nada de nadie, de abrir la estación y esperar y ser cariñoso y efusivo con cada persona que entre y te ofrezca algo, lo vayas a aceptar o no, lo puedas corresponder o no. Estoy harto de pelear con el mundo.

Gracias por seguir ahí y os espero por mi estación, a Seshatt incluida.

«Hay un viejo chiste, Dos mujeres de edad en un hotel de alta montaña comenta una a la otra, «¡Vaya, aquí la comida es realmente terrible!», y contesta la otra: «¡Y además las raciones son tan pequeñas!». Pues básicamente así es como me parece la vida, llena de soledad, histeria, sufrimiento, tristeza y sin embargo se acaba demasiado deprisa». – Woody Allen

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